Capítulo 1
1 Este es el comienzo de
las buenas nuevas acerca de Jesús, el Ungido. 2 Tal y como se escribió [en el
libro del] profeta Isaías: ¡Miren! Estoy enviando mi mensajero delante de tuyo,
para prepararte el camino. 3 ¡Escuchen! Alguien que grita en el desierto:
“Preparen el camino de [Jehová], ustedes gentes, hagan rectos sus caminos.
4 Juan se encontraba en
el desierto y vino bautizando, predicando un bautismo de arrepentimiento para
el perdón de los pecados. 5 Y virtualmente todos aquellos en Judea y de
Jerusalén, salieron para ser bautizados por él en el río Jordán, a la vez que
confesaban abiertamente sus pecados.
6 Juan vestía ropa hecha
con pelo de camello y un ancho cinto de cuero alrededor de su cintura. Su dieta
consistía de langostas y miel silvestre. 7 También predicaba: “Alguien más
fuerte viene después de mí, cuyas sandalias, yo no soy
digno de agacharme y desamarrar. {más
precisamente: “Cuyos lazos de sus sandalias.”} 8 Yo los he bautizado con
agua, pero él los bautizará con el Aliento [de Dios].”
9 Para ese entonces,
Jesús vino de Nazaret de Galilea, donde fue bautizado por Juan, en el Jordán.
10 E inmediatamente después de salir fuera del agua, vio el cielo abierto, y el
Aliento [de Dios] bajando sobre él en forma de paloma. 11 Entonces una voz vino
del cielo; la cual dijo: “Tu eres mi amado Hijo. Yo te he aprobado.”
12 Desde entonces, El
Aliento [de Dios] inmediatamente lo forzó a ir al desierto. 13 De modo que
permaneció cuarenta días en el desierto con animales salvajes, mientras estaba
siendo tentado por el Opositor. No obstante, los mensajeros [de Dios] le
servían [en lo que necesitaba].
14 Ahora, después que
Juan fue arrestado, Jesús entró en Galilea a predicar las buenas nuevas de
Dios, 15 diciendo: “El tiempo se ha cumplido, y el Reino de Dios está cerca.
Por lo tanto, arrepiéntanse y crean en las buenas nuevas.”
16 Mientras caminaba a lo
largo del Mar de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, metiendo sus redes
en el mar (ellos eran pescadores). 17 Así, Jesús les dijo: “Vengan y síganme, y
yo los convertiré en pescadores de hombres.” 18 E inmediatamente, dejaron ir
sus redes y le siguieron.
19 Entonces, avanzando un
poco más, vio a Santiago, el hijo de Zebedeo, y su hermano Juan. Ellos se
encontraban en su bote remendando sus redes. 20 E inmediatamente los llamó. Por
tanto, ellos dejaron a su padre, Zebedeo, en el bote con un empleado y lo
siguieron.
21 Entonces ellos
entraron en Capernaúm. Y muy pronto, mientras el sábado se acercaba, él fue a
la sinagoga y empezó a enseñar. 22 [Todos y cada uno de ellos] se asombraron de
la forma en que enseñaba, porque enseñaba con autoridad; no como los escribas.
22 Para aquel tiempo,
había un hombre en la sinagoga, que estaba bajo la influencia de un espíritu
sucio, de modo que gritó: 24 “¿Qué tratos tenemos contigo, Jesús de Nazaret?
¿Acaso viniste a destruirnos? Yo sé quién eres; [eres] El Santo de Dios”
25 Pero Jesús lo
reprendió, diciendo: “¡Ponte una mordaza, y sal de él!” 26 Entonces el espíritu
sucio lo hizo convulsionarse y gritar muy alto, [para] luego salir [de él].
Capitulo 2
1 Cuando [Jesús] entró a
Capernaúm algunos días después, se corrió la voz de que estaba en casa. 2 Y,
tanta gente vino a él, que no había lugar libre alrededor de la puerta.
Entonces, empezó a predicarles la palabra.
Mientras tanto, le
trajeron un hombre paralizado, a quien cargaban cuatro personas. 4 Pero, a
causa de la gran muchedumbre, ellos no lo pudieron traer directamente a
[Jesús]. Así que, removieron parte del techo donde él se encontraba, y abrieron
un hueco para poder bajar la camilla en que estaba el paralítico. 5 Y cuando
Jesús vio la fe de ellos, dijo al paralítico: “Hijo, tus pecados te son
perdonados.”
6 Ahora bien, algunos de
los escribas que estaban sentados allí, razonaban en sus corazones: 7 “¿Por qué
habla este hombre de esta forma? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar
pecados, sino solamente uno, Dios?”
8 Pero Jesús (quien
inmediatamente se dio cuenta en su espíritu que ellos hablaban de esa manera en
su interior) preguntó: “¿Por qué están pensando estas cosas en sus corazones? 9
¿Qué es más fácil, decir al paralítico: ‘Tus pecados te perdonados, o
levántate, agarra tu camilla, y camina?’ 10 Pero, [yo dije esto para que]
ustedes, hombres, sepan que el Hijo del Hombre tiene autoridad para perdonar
pecados en la Tierra.”
Entonces dijo al
paralítico: 11 “Te digo: Levántate, recoge tu camilla, y vete a casa.”
12 Y este se levantó,
tomó su camilla, y caminó enfrente de todos ellos. Por esta razón, todos estaban,
simplemente, fuera de sí mismos y glorificaban a Dios, diciendo: “¡Nunca
habíamos visto algo como esto!”
13 Así, él salió
nuevamente hacia la orilla del mar, donde grandes muchedumbres vinieron a él, y
les dio instrucción.
15 Mientras iba pasando por
la oficina de impuestos, vio sentado allí a Leví, el hijo de Alfeo. Y le dijo:
“Sé mi seguidor.” Así, el se levantó y lo siguió.
15 Más tarde [aquella
noche], Jesús estaba reclinándose a la mesa en la casa de Leví, y muchos recaudadores
de impuestos y pecadores estaban reclinados a la mesa allí con él y sus
discípulos; porque algunos de ellos habían empezado a seguirle. 16 Pero, cuando
los escribas [que pertenecían a los] fariseos se dieron cuenta que estaba
comiendo con los pecadores y los recaudadores de impuestos, preguntaron a sus
discípulos: “¿Come él con los recaudadores de impuestos y los pecadores?”
17 Habiendo escuchado
esto, Jesús les dijo: “Aquellos que están fuertes no necesitan un doctor, pero
aquellos que están enfermos sí. No vine a llamar a los justos, sino solamente a
los pecadores.”
18 Ahora bien, los
discípulos de Juan, y los discípulos de los fariseos practicaban el ayuno. Así
es que, ellos vinieron a él, y le preguntaron: “¿Por qué es que los discípulos
de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan, pero tus discípulos no?”
19 Y Jesús respondió:
“¿Pueden los mejores amigos del novio ayunar mientras el novio se encuentra con
ellos? Mientras el novio se encuentre con ellos, ellos no pueden ayunar. 20 Pero,
vienen los días en que el novio les será quitado…, y entonces ellos ayunarán.
21 “Nadie cose un parche
no encogido en ropa vieja; porque si así lo hace, la fuerza del encogimiento de
la [tela] nueva jalará la [tela], vieja y la rotura se hará peor. 22 También,
nadie pone vino nuevo en odres de piel viejos. Si así lo hace, el vino [nuevo]
reventará las pieles, y ambos, tanto el vino como las pieles, se perderán. [Por
el contrario], la gente pone vino nuevo en odres de piel nuevos.”
23 Un día, [Jesús] se
encontraba viajando durante un Sábado, a lo largo de los campos de grano y sus
discípulos empezaron a arrancar las cabezas de grano mientras caminaban. 24
[Por eso], los fariseos le preguntaron: “{¡Mira!} Porqué hacen ellos cosas
ilegales en el Sábado?”
25 Pero él respondió:
“¿No han leído lo que hizo David cuando estaba en necesidad y él y sus hombres
sintieron hambre; cómo entró en la casa de Dios ( en el relato acerca de
Abiatar, el Sumo Sacerdote), y comió el pan de la presentación, lo cual es ilegal
para cualquiera, excepto para los Sacerdotes... y cómo también dio un poco a
los hombres que estaban con él?”
27 Entonces [Jesús] dijo
esto: “El Sábado vino a existir a favor de los hombres, no hombres por el
Sábado. 28 El Hijo del Hombre es también el Señor del Sábado.”
Capitulo 3
1 Nuevamente, entró en la
sinagoga y un hombre con una mano seca estaba allí. 2 Ellos estaban mirando a
[Jesús] muy de cerca, para ver si él curaba al hombre en el Sábado; para
entonces poder acusarlo de algo. 3 Entonces dijo al hombre que tenía la mano
seca: “Levántate y ven hacia el centro.” 4 Y preguntó: “En el Sábado, ¿es legal
hacer algo bueno o malo, salvar una vida o destruirla?”
Pero ellos permanecieron
en silencio.
5 Entonces, después de
mirarlos con coraje (porque se sentía triste por la insensibilidad de sus
corazones), le dijo al hombre: “Alarga tu mano.” Así, [el hombre] alargó su
mano y esta le fue restaurada.
6 Ante esto, los fariseos
salieron y fueron inmediatamente a reunirse con los seguidores de Herodes, para
discutir formas de destruirlo.
7 Entonces Jesús y sus
discípulos caminaron hacia el mar, seguidos por una enorme muchedumbre de
Galilea y de Judea. 8 Al oír de las cosas que estaba haciendo, hasta gentes de
Jerusalén y e Idumea, al otro lado del Jordán, y de alrededor de Tiro y Sidón
(un número muy grande), vinieron a él.
9 Para mantener a las
muchedumbres a distancia, Jesús había instruido a sus discípulos, que siempre
tuvieran lista una barquilla para él. 10 Esto era porque curó a tanta gente,
que aquellos con enfermedades terribles virtualmente caían sobre él tan
solo para tocarlo.
10 A verlo, los espíritus
sucios se prosternaban ante él y gritaban: “Tú eres el Hijo de Dios.” 12 Pero
él los reprendía, diciéndoles que no lo expusieran.
13 [Jesús] estaba
escalando la montaña, entonces llamó a aquellos que deseaba, y vinieron a él.
14[De esta manera] formó un grupo especial de doce, a quienes llamó
“Apóstoles”. Estos habrían de quedarse con él y él habría de enviarlos a
predicar, 15 y [también] habrían de tener autoridad para expulsar demonios.
16 Pues bien, los nombres
del grupo de los doce que él formó eran: Simón Pedro, 17 Santiago el hijo de
Zebedeo y Juan su hermano (él los llamó Boanerges lo cual significa Hijos del
Trueno), 18 Andrés, Felipe, Bartolomé ([Natanael]), Mateo, Tomás, Santiago el
hijo de Alfeo, Tadeo (Judas), Simón el Cananeo, 19 y Judas Iscariote (quién más
tarde lo traicionó).
Cuando sea que entraba en
una casa, 20 tantos se llegaban, que ni siquiera podían servirse una comida. 21
Y cuando sus parientes oyeron acerca de esto, trataron de llevárselo, porque
ellos aseguraban que había perdido el sentido.
22 Los escribas, quienes
vinieron de Jerusalén, decían que estaba bajo la influencia de Belcebú, y que
expulsaba los demonios por medio del gobernante de estos. 23 Así, después de
llamar a los escribas hacia él, razonó con ellos usando ilustraciones: “¿Cómo
puede el Opositor expulsar al Opositor? 24 Porque, si un reino se divide contra
sí mismo, este reino no podrá mantenerse. 25 Y si una casa se divide contra sí
misma, esa casa no podrá mantenerse. 26 Y si el Opositor se encuentra dividido
contra sí mismo, él no puede permanecer de pie, sino que, más bien, está
llegando a su fin. 27 Nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y
robarle, a no ser que primero ate al hombre fuerte primero. Entonces, la casa
se puede echar a perder.
28 Yo les digo la verdad,
los hijos de los hombres serán perdonados por todo, sin importar qué pecados
ellos cometan o qué cosas terribles digan como blasfemias. 29 pero, cualquiera
que diga una blasfemia contra el Aliento Santo [de Dios], no será perdonado en
aquella era y permanece como pecado a través de las eras.” 30 [Jesús les dijo]
esto, porque ellos estaban diciendo que tenía un espíritu inmundo.
31 Ahora, la madre de
[Jesús] y sus hermanos vinieron, y se encontraban de pie afuera, y ellos le
pidieron a alguien que lo llamara, y estos dijeron: “{¡Mira!} Tu madre y tus
hermanos están fuera buscándote.”
33 Pero, él respondió:
“¿quiénes son mi madre y mis hermanos?
34 Entonces miró hacia
aquellos que estaban sentados a su alrededor en un círculo, y dijo, “¡Miren!
¡Mi madre y mis hermanos! 35 Cualquiera que hace lo que Dios quiere, este es mi
hermano, hermana, y mi madre.”
Capitulo 4
1 Nuevamente empezó a
enseñar a la orilla del mar. Y vino a él una multitud tan grande que él entró
en un bote en el mar y se sentó, mientras la multitud permanecía de pie en la
orilla. 2 Así, empezó a enseñarles usando muchas ilustraciones.
Dijo: 3 “Presten
atención. {¡Miren!} Un granjero salió a plantar. 4 Y mientras esparcía las
semillas, algunas de estas cayeron a un lado del camino, las cuales fueron
devoradas por los pájaros que aparecieron. 5 Otras semillas cayeron en las
rocas, donde no había mucha tierra, y germinaron inmediatamente. Pero, porque
no tenían suficiente tierra, 6 cuando el sol salió, se chamuscaron. Y porque no
tenían raíces, se marchitaron. 7 Otras semillas cayeron entre los espinales,
los cuales crecieron y las ahogaron, así, estas no produjeron fruto. 8 Pero
otras cayeron en tierra buena donde crecieron y florecieron, llevando fruto de
a treinta, sesenta y hasta de a cien por uno.” 9 Entonces el añadió: “Que aquel
que tenga oídos escuche.”
10 Sin embargo, aquellos
que lo rodeaban, y los doce, preguntaron acerca de las ilustraciones. 11 Y el
les dijo: “El misterio del Reino de Dios les ha sido dado a ustedes. Pero
aquellos de afuera solamente oyen las ilustraciones. 12 Así, aunque estos
pueden mirar, no pueden ver. Y aunque pueden oír, no escuchan y entienden, de
manera que nunca pueden cambiar y ser perdonados.”
13 Entonces él preguntó:
“Si ustedes no entienden esta ilustración, ¿cómo pueden entender todas las
otras ilustraciones?”
14 “Aquel que esparce
[semilla] está sembrando la Palabra. 15 Y para quienes la Palabra es sembrada a
un lado del camino, tan pronto la escuchan, el Opositor viene y arrebata la
Palabra que fue plantada en ellos. 16 Lo mismo es cierto de aquellos que son
plantados entre las rocas. Tan pronto escuchan la Palabra, la aceptan con gozo.
17 Sin embargo, debido a que no tienen raíces, solo duran un corto tiempo.
Cuando alguna dificultad o persecución viene por causa de la Palabra, ellos son
atrapados.”
18 “Aquellos que son
plantados entre los espinos, son los que oyen la Palabra, 19 pero las
preocupaciones de la vida, y las tentaciones de las riquezas, y el deseo por
otras cosas viene, y ahoga la Palabra, y esta se vuelve infructífera. 20
Finalmente, aquellos que están plantados en tierra buena son aquellos que
escuchan la Palabra, la aceptan, y producen fruto de a treinta, sesenta, y de a
ciento por uno.”
21 Entonces el continuó
diciéndoles: “Una lámpara no se pone bajo una canasta de medida o bajo una
cama, ¿no es verdad? ¿No debería ser puesta en un pedestal? 22 Nada ha sido
convertido en un secreto, que no haya de hacerse saber, y nada se ha escondido
que no deba ser revelado. 23 “Cualquiera que tenga oídos, que oiga.”
24 El continuó: “¡Presten
atención a lo que están oyendo! Para que, cualquiera sea la cantidad que [midan
para otros], sea la cantidad que [se medirá para ustedes…, y más se añadirá a
ello. 25 Porque, aquel que tiene, le será dado aún más. Pero a cualquiera que
no tiene, todo le será quitado.”
26 El siguió diciendo:
“El Reino de Dios es justamente como un hombre que tiró semillas en el suelo.
27 Se va a dormir por la noche y se levanta en el día para encontrar que las
semillas han germinado y crecido. Solo que no sabe cómo. 28 Porque la tierra
produce fruto por sí misma; primero el retoño, luego la planta tierna, y
finalmente el grano completamente desarrollado. 29 Entonces, tan pronto ha
madurado, él viene con una hoz, porque es tiempo de cosechar.”
30 Y preguntó: “¿A qué
podemos comparar el Reino de Dios, qué ilustración podemos usar para
describirlo? 31 Es como un grano de mostaza, el cual, cuando se planta en el
suelo, es la más pequeña de las semillas de la tierra. 32 Pero después que es
plantada, crece y se hace más grande que todos los otros vegetales, produciendo
grandes ramas, para que los pájaros del cielo encuentren lugares donde vivir
bajo su sombra.”
33 Esta es la manera en
que les enseñó la Palabra, usando muchas ilustraciones, por tanto tiempo como
les fuera posible poner atención. 34 De hecho, sin el uso de ilustraciones, no
les hablaba. Sin embargo, cuando estuvieron solos, les explicó todo a sus
discípulos.
35 Aquella noche les
dijo: “Crucemos a la otra orilla.” 36 Así, después de haber despachado a las
muchedumbres, lo llevaron en el mismo bote desde el cual había estado
enseñando. También había otros botes con ellos.
37 Ahora, vino un tifón
con vientos violentos; y las olas estaban llenando el bote, al punto que este
estaba a punto de zozobrar. 38 Sin embargo, [Jesús] estaba en la popa,
durmiendo en una almohada. Así, ellos lo despertaron y le preguntaron:
“Maestro, ¿no te preocupa que estemos a punto de morir?
39 Entonces se levantó y
reprendió al viento, y le ordenó al mar: “¡Cálmate! ¡Silencio!” Ante eso, el
viento desmayó y sobrevino una gran calma. 40 Entonces les preguntó: ¿Por qué
son tan cobardes? ¿Es que no tienen fe todavía?”
41 Esto realmente los
atemorizaba y se preguntaban unos a otros: “¿Quién realmente es este, porque
hasta el viento y el mar le obedecen?”
Capitulo 5
1 Pues bien, cuando
llegaron al otro lado del mar, al país de los Gadarenos, 2 [Jesús] salió del
bote e inmediatamente fue confrontado por un hombre con un espíritu sucio,
quién saló de entre las tumbas. 3 Él vivía allí, entre las tumbas, y
absolutamente nadie había sido capaz de contenerlo, ni siquiera con cadenas. 4
De hecho, había sido atado muchas veces con barras de hierro y con cadenas,
pero rompía las cadenas y doblaba las barras de hierro. Nadie tenía suficiente
fuerza para sostenerlo. 5 Todo el día y toda la noche, continuaba gritando
alocadamente entre las tumbas y montañas, mientras se golpeaba a sí mismo con
rocas.
6 Pero, cuando vio a
Jesús a la distancia, corrió y se prosternó ante él. 7 Entonces gritó: “¿Qué
tratos tengo contigo, Jesús, Hijo del Dios más Alto? Yo te pongo bajo juramento
por Dios, que no me atormentes” 8 (porque Jesús le había dicho [al espíritu]:
“Sal del hombre, espíritu sucio”). 9 Entonces [Jesús] le preguntó: “¿Cuál es tu
nombre?” Y este respondió: “Mi nombre es Legión, porque somos muchos.” 10 Y le
rogó [a Jesús] muchas veces que no expulsara a los espíritus.
11 Ahora, había una gran
piara de cerdos comiendo en la montaña. 12 De modo que los demonios le rogaron
diciendo: “Mándanos a los cerdos, para que podamos entrar en ellos.” 13 Y él
les dio permiso. Por lo tanto, los espíritus sucios salieron y entraron en los
cerdos. Entonces, la piara corrió y cayó al mar por un precipicio. Unos dos mil
de ellos se ahogaron en el mar.
14 Ante esto, los
criadores se fueron y reportaron [a quienes] se encontraban en la ciudad y en
los campos. [Por esto] la gente vino a ver qué pasaba. 15 Cuando ellos vinieron
a Jesús, notaron que el hombre endemoniado, quién había estado poseído por una
legión [de demonios], estaba sentado, vestido, y completamente cuerdo, y esto
los asustó mucho. 16 Aquellos que lo vieron, les dijeron lo que había ocurrido
al endemoniado, y [también] acerca de los cerdos. 17 Así, ellos empezaron a
rogarle [a Jesús] que se fuera de sus distritos.
18 Ahora, cuando [Jesús]
subió al bote, el hombre que había estado endemoniado le rogó que lo dejase
acompañarlos. 19 Sin embargo, [Jesús] no lo permitió, pero dijo: “Regresa a tu
casa y tu familia y cuéntales todas las cosas que [Jehová] ha hecho por ti, y
acerca de la misericordia que te ha mostrado.”
20 Así, [el hombre] se
fue a Decápolis, y empezó a decirle a todo mundo acerca de las muchas cosas que
Jesús hizo por él, lo cual asombró a todo [mundo].
21 Después que Jesús
había cruzado en bote, nuevamente al otro lado, una gran multitud se reunió
mientras estaba parado en la orilla. 22 Entonces uno de los principales de la
sinagoga (llamado Jairo) lo vio y cayó ante sus pies. 23 El continuaba
rogándole, diciendo: “Mi pequeña hija está a punto de [expirar]. Ven y pon tus
manos en ella para que se recupere y viva.”
24 Ante esto, [Jesús] se
fue con él y una gran muchedumbre los siguió, todos arremolinándose contra él.
25 Ahora bien, había una
mujer que había [soportado] un flujo de sangre por doce años, 26 y había
sufrido mucho en manos de los curanderos, gastando todo lo que tenía en vano
(ella solamente se había empeorado). 27 Pues bien, cuando ella oyó acerca de
Jesús, vino a [él] entre la muchedumbre y tocó sus ropas, 28 porque decía: “Si
tan solo pudiera tocarlo, seré salvada [de esta condición]. 29 Inmediatamente,
la fuente de su sangre se secó, y ella se dio cuenta en su cuerpo que había
sido sanada de [la] plaga.
30 Jesús, también,
inmediatamente se dio cuenta en sí mismo que de él había salido poder. Así, se
volvió a la muchedumbre y preguntó: “¿Quién tocó mi ropa?”
31 Pues bien, sus
discípulos dijeron: “Tú ves a toda esta gente arremolinada contra ti y
preguntas: ‘¿quién me tocó?’” 32 Sin embargo, él continuó mirando alrededor
para ver quién lo había hecho.
33 Entonces, la mujer,
asustada y temblorosa, porque sabía lo que le acababa de ocurrir, vino y cayó
enfrente de él, diciendo la verdad acerca de todo el asunto. 34 Y él le dijo:
“Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, y que esto sea lo último de esta
plaga.”
35 Sin embargo, mientras
todavía hablaba, un mensaje vino de la casa del jefe de la sinagoga: “¡Tu hija
ha muerto! ¿Para qué molestar [más] al Maestro?”
36 Pero cuando Jesús oyó
esto, él le dijo al jefe de la sinagoga: “No tengas miedo.
Pero cuando Jesús escuchó
esto, le dijo al jefe de la sinagoga: “No tengas miedo, solamente ten fe.” 37
Entonces, no dejó que nadie lo siguiera, sino solamente Pedro, Santiago y Juan
(el hermano de Santiago).
38 Cuando llegó a la casa
del jefe de la sinagoga y vio toda la confusión, el llanto y los lamentos,
preguntó: “¿Por qué están creando tanto alboroto y tanto llanto? La niñita no
está muerta, [sino que] está durmiendo.”
40 Entonces, ellos
empezaron a burlarse de él; pero después de sacarlos a todos, tomó al padre, la
madre, y aquellos [que estaban] con él, y los llevó consigo al cuarto donde se
encontraba la niñita. 41 El tomó la mano de ella y dijo: “Talita cumi”, (que se
traduce: “ Niñita, yo te digo, despierta}.” 42 Y la niña, quien tenía doce años
de edad, se levantó inmediatamente y comenzó a caminar.
Pues bien, al instante
los padres estaban estupefactos. 43 Entonces les dijo que dieran a la niña algo
de comer, y les ordenó repetidas veces que no contasen a nadie lo ocurrido.
Capitulo 6
1 El partió de ese lugar,
y viajó con sus discípulos al lugar donde había sido criado. Y cuando llegó el
sábado, empezó a enseñar en la sinagoga.
La mayoría de los que le
escucharon se asombraron, y preguntaron: “¿De dónde obtuvo él estas cosas? ¿Por
qué [razón] tal [clase] de sabiduría le ha sido dada a este hombre, y por qué a
través de sus manos se ejecutan tantas obras poderosas? 3 Este es el
carpintero, el hijo de María y el hermano de Santiago, José, Judas y Simón, ¿no
es cierto? Y, ¿no están sus hermanas aquí [mismo] con nosotros?”
Así es como ellos estaban
tropezados por causa de él. 4 Pero Jesús les dijo: “Un profeta carece de honra,
excepto en su localidad, entre sus parientes, y en su propia casa.”
5 Como resultado de esto,
[Jesús] no pudo realizar ningún hecho poderoso allí, excepto curar a unos
cuantos enfermos, mediante poner sus manos sobre ellos. 6 Y estaba asombrado
por su falta de fe. Desde allí fue enseñando por las aldeas, en un circuito.
7 Entonces llamó a doce y
empezó a enviarlos en pares, y les dio poder sobre espíritus sucios. 8 También
les ordenó que no llevaran para el camino, excepto un báculo; ni pan, ni
vianda, ni dinero de cobre en sus fajas. 9 [También les dijo que] se ataran las
sandalias y no usaran dos pares de interiores.
10 Entonces dijo: “Donde
quiera que entren en una casa, quédense allí, hasta que estén listos para irse
de aquel lugar. 11 Pero, dondequiera que no los reciban, o no los escuchen, al
irse sacudan el polvo de sus pies, como un testimonio para ellos.
12 Así, ellos salieron y
predicaron llamando a la gente al arrepentimiento. 13 Y expulsaron muchos
demonios, y untaron a mucha gente enferma con aceite y los curaron.
Ahora bien, el Rey
Herodes oyó acerca de cómo el nombre de [Jesús] cobraba fama. Y la gente decía:
“Juan, el que bautizaba, ha sido levantado de entre los muertos. Y debido a
esto, grandes poderes están operando a través de él.” 15 Pero otros decían:
“Este es Elías; mientras todavía otros decían: “¡Es un profeta! Tal como uno de
los viejos profetas [de antaño].”
16 Pero habiendo oído
esto, Herodes concluyó: “Juan, aquel que decapité, ha sido levantado.”
17 Y fue Herodes mismo
quien hizo arrestar a Juan y mandó encerrarlo en una prisión. Esto se debió a
que se casó con Herodías, la esposa de su hermano. 18 Juan de continuo le decía
a Herodes: “No es legal para ti tomar la esposa de tu hermano.” 19 Como
resultado, Herodías lo odiaba y quería matarlo, pero no podía.
20 Herodes temía a Juan,
porque sabía que era un hombre justo y santo. Por esto lo mantenía a salvo. Y
después de escucharlo, no sabía qué hacer, así que continuó escuchándolo con
agrado.
21 Pero, llegó un día que
resultó favorable para Herodes, cuando convidó una cena para celebrar su
cumpleaños. Había invitado a hombres de alto rango, comandantes militares, y la
gente más sobresaliente de Galilea. 22 Entonces, la hija de Herodes con
Herodías vino y bailó. Esto complació de tal manera a Herodes, y a aquellos que
estaban en la mesa, que el rey dijo a la pequeña niña: “Pídeme lo que tú
quieras, y te lo daré.” 23 Si, él le juró: “Cualquier cosa que me pidas te la
daré; ¡hasta la mitad de mi reino!”
24 Pues bien, ella salió
y le preguntó a su madre: “¿Qué debo pedir?” y [su madre] respondió: “La cabeza
de Juan, el que bautiza.”
25 Entonces, ella corrió
de vuelta al rey y dijo: “Yo quiero que me des la cabeza de Juan el que
bautiza, en un plato, ¡ahora mismo!.
26 A pesar de que esto
perturbó profundamente al rey, no quiso ignorarla, debido a los juramentos [que
había hecho], y por causa de aquellos que estaban reclinados [con él] a la
mesa. 27 De modo que el rey inmediatamente mandó a su guardaespaldas y le
ordenó que le trajese la cabeza [de Juan].
Ante aquello, [el guardia]
fue y decapitó a Juan en prisión, trajo la cabeza en un plato y se la dio a la
joven; la joven [a su vez], se la entregó a su madre.
29 Cuando los discípulos
[de Juan] oyeron acerca de esto, vinieron, se llevaron el cadáver, y lo
colocaron en una tumba.
30 Todos los apóstoles
vinieron juntos a reunirse con Jesús, para reportarle acerca de todo lo que
ellos habían hecho y enseñado. 31 Y él les dijo: “Quiero que vengan conmigo a un
lugar privado donde puedan descansar por un tiempo.” Esto sucedió debido a que
había tantos yendo y viniendo, que ellos prácticamente no tenían tiempo libre,
ni siquiera para comer. 32 Por tanto, se fueron solos, en el bote, a un lugar
remoto.
33 Sin embargo, la gente
los vio mientras se iban y muchos otros [también] llegaron a saberlo, y todos
ellos corrieron de las ciudades y se les adelantaron. 34 Pues bien, al salir
del bote, [Jesús] vio una multitud enorme. Pero él sintió pena por ellos,
porque eran como ovejas sin pastor. Y empezó a enseñarles muchas cosas.
35 Para entonces era ya
tarde, y sus discípulos vinieron a él y le dijeron: “Este es un lugar desolado,
y se está haciendo tarde. 36 Mándalos al campo y las aldeas cercanas para que
puedan comprarse algo de comer.”
37 En respuesta [Jesús]
dijo: “Ustedes denles algo de comer” 38 Entonces [Jesús] preguntó: “¿Cuántos
panes tienen? ¡Vayan y vean!”
Después de chequear,
dijeron: “Cinco y dos pescados.”
39 De modo que dijo a
toda la gente que se reclinaran en el pasto, formando filas. 40 [Por tanto], se
echaron al suelo en filas de cincuenta y cien. 41 Entonces [Jesús] tomó los
cinco panes y dos pescados, miró hacia el cielo, y dijo una alabanza. Luego
partió los panes y dividió los pescados, [mientras] se los entregaba a los
discípulos, para que estos a su vez los pusieran enfrente de la gente. 42 Todos
comieron y se satisficieron. 43 Y cuando ellos recogieron el sobrante, había
doce canastas llenas, ¡a más del pescado! 44 De hecho, fueron cinco mil hombres
los que comieron el pan.
45 Pues bien,
inmediatamente, [Jesús] instruyó a sus discípulos que subieran al bote y se
adelantaran a la orilla opuesta, en dirección a Betzaida, mientras él despedía
a la muchedumbre. 46 Entonces, luego de excusarse, se fue a la montaña, a orar.
47 Era ya tarde por la
noche y el bote estaba ya muy adentrado en el mar, habiendo dejado a [Jesús]
solo en tierra. 48 Él podía ver que estos estaban remando con todas sus
fuerzas, porque tenían fuertes vientos soplando en su contra.
Entonces, mientras
todavía estaba oscuro, a la mañana siguiente, vino hacia ellos caminando por el
mar. Y empezó a pasarlos a pie.
49 Cuando ellos lo vieron
caminando en el mar, ellos pensaron: “¡Es un fantasma!” Y empezaron a gritar de
susto. 50 Todos ellos lo vieron y se perturbaron profundamente. Pero
inmediatamente, [Jesús] les habló y dijo: “Sean valientes, ¡soy yo! No se
atemoricen.” 51 Después, se subió al bote con ellos y el viento se calmó. Sin
embargo, todos estos eventos los dejaron asombrados, 52 porque ellos realmente
no entendían el significado del pan; y sus corazones habían sido embotados.
53 Cuando hubieron
cruzado a tierra, arribaron a Genesaret, y anclaron en las cercanías. 54 Pero,
tan pronto desembarcaron, la gente los reconoció. 55 Y vinieron corriendo de
toda el área, trayendo en camillas a personas que no se sentían bien, al lugar
donde oyeron que él estaba.
56 Y cuando sea que ellos
entraban en una aldea, ciudad, o hasta en los campos, [la gente] ponía a los
enfermos en los mercados y le rogaban que los dejara tocar los flecos de sus
ropas. Y todos los que los tocaron fueron sanados.
Capitulo 7
1 Ahora bien, algunos
fariseos y escribas vinieron a Jerusalén y se reunieron a su alrededor. 2 Esto
fue porque habían visto a algunos de sus discípulos comiendo, sin haberse
lavado las manos. 3 Ninguno de entre los fariseos, ni ninguno de los judíos
comería nada sin antes haberse lavado vigorosamente sus manos, porque ellos
siguen las tradiciones de los mayores. 4 Tampoco comen nada que hubiesen traído
del mercado, sin antes haberlo enjuagado. Y observan muchas tradiciones que les
han sido transmitidas, tal como sumergir en agua las copas, jarras, y potes de
cobre.
5 Por tanto, los fariseos
y los escribas le preguntaron: “¿Por qué tus discípulos no siguen las
tradiciones de los mayores? ¡Ellos comen pan, con sus manos sin lavar!”
6 Pero [Jesús] respondió:
“Isaías profetizó muy bien respecto de ustedes, hipócritas, cuando escribió:
‘Este pueblo me honra con sus labios, pero sus corazones están muy lejos de mi.
7 Es un desperdicio para ellos seguir adorándome, porque enseñan mandamientos
de hombres como doctrinas.’ 8 Ustedes ignoran los mandamientos de Dios, pero se
apegan a las tradiciones de los hombres.”
9 Entonces dijo: “Ustedes
se meten en muchos problemas al poner a un lado los mandamientos de Dios, para
poder observar sus [propias] tradiciones. 10 Por ejemplo, Moisés dijo: “Honra a
tu padre y madre”, y: “¡Que muera aquel que dice cosas malas de su padre o madre!”
11 Pero, tú dices que si un hombre le dice a su padre o a su madre: “Todo lo
que tengo para ayudarlos es una ofrenda dedicada a Dios”, 12 no está obligado
en lo absoluto a [ayudar] a su padre, ni a su madre. 13 De este modo ustedes
invalidan la Palabra de Dios, mediante las tradiciones que ustedes transmiten…
y ustedes hacen muchas más cosas como estas.”
14 Entonces, llamó a la
muchedumbre nuevamente, y les dijo: “Todos ustedes, escúchenme y asegúrense de
entender. 15 No hay nada [del] exterior que entre en un hombre, que lo pueda
volver inmundo. Mas bien, son las cosas que salen de la boca de un hombre las
que lo vuelven inmundo” 16—
17 Ahora, después que
dejó a la muchedumbre y entró en la casa, sus discípulos le preguntaron acerca
de la ilustración. 18 De modo que les dijo: “¿No entienden ustedes tampoco? ¿No
se dan cuenta de que nada de afuera, que entra en un hombre, puede hacerlo
inmundo? 19 Porque no entra en su corazón, sino en su panza, y de allí en la
cloaca, y esto hace que sea limpio todo lo que se puede comer.” 20 Entonces
añadió: “Es lo que sale de un hombre lo que lo vuelve inmundo. 21 Es de
adentro, de sus corazones, [de donde] vienen los malos pensamientos; cosas como
la inmoralidad, robos, asesinatos, adulterios, deseos egoístas, acciones
malévolas, engaño, falta de control, ojos que son inicuos, blasfemias,
arrogancia, falta de raciocinio. 23 Todas estas cosas inicuas salen de adentro
y son las que vuelven a un hombre inmundo.”
23 Entonces se levantó y
los dejó, viajando hacia el [norte] al área de Tiro y Sidón. Allí entró en una
casa, y, a pesar de que no quería que nadie se enterara, no pudo pasar
desapercibido.
25 Inmediatamente, una
mujer cuya pequeña hija tenía un espíritu inmundo, oyó acerca de él y vino, y
se inclinó a sus pies. 26 La mujer era griega, de ascendencia sirio-fenicia. Y
persistía en pedirle a Jesús que expulsara al demonio de dentro de su hija. 27
Pero él le dijo: “Los hijos deben satisfacerse primero. No está bien que el pan
de los hijos se tire a los cachorritos.
28 Pero, ella respondió:
“Si, Señor, pero, ¿no es cierto que los cachorritos comen de las migajas que
los niñitos dejan caer?
29 Por tanto él le dijo:
“Por cuanto dijiste esto, ¡vete! El demonio ha dejado a tu hija.” 30 De modo
que ella regresó a casa y encontró a la niña acostada en la cama, y el demonio
se había ido.
31 [Después de esto],
dejo el área de Tiro, y viajó a través de Sidón hacia el mar de Galilea, y para
arriba a través de la región medianera llamada Decápolis. 32 Allí le trajeron a
un hombre que estaba sordo y mudo, y le rogaron que pusiera sus manos sobre él.
33 Entonces [Jesús] lo
tomó y lo alejó de la muchedumbre hacia un lugar privado, y puso sus dedos
dentro de sus oídos. Y después de escupir, le tocó su lengua. 34 Entonces miró
hacia arriba al cielo, gimió y dijo: “Ephaphata”, (lo cual significa: ‘Sé
abierto’) 35 Pues bien su sentido del oído fue restaurado y lo que amarraba su
lengua fue desatado; y empezó a hablar normalmente.
36 Después de esto ordenó
a la [muchedumbre] que no dijeran nada a nadie. Pero, cuanto más el se los
ordenaba, mas lo comentaban. 37 Todos y cada uno estaban admirados al punto de
no creer, y decían: “Ha hecho todo bien; hasta hace que los sordos oigan y los
mudos hablen.”
Capitulo 8
1 En ese tiempo, hubo
otra vez una muchedumbre que no tenía nada que comer. Por tanto, él llamó a sus
discípulos y les dijo, 2 “Me siento apenado por la muchedumbre, porque ellos se
han quedado ya por tres días aquí conmigo, y no tienen nada que comer. 3 Si los
despacho hambrientos, desfallecerán en el camino. Algunos de ellos, de hecho,
han venido desde muy lejos.
4 Pero, sus discípulos
dijeron, “¿Dónde puede alguien encontrar suficientes panes aquí en este lugar
aislado, para satisfacer a toda esta gente?
5 Entonces pregunto:
“¿Cuántos panes tienen?”
Ellos respondieron:
“Siete.”
6. Después de eso, mandó
a la muchedumbre a recostarse en el suelo. Entonces tomó los siete panes, dio
gracias, los partió, y se los dio a sus discípulos para que los sirvieran, y estos
[a su vez], se los pasaron a la muchedumbre. 7 También tenían unos cuantos
pescaditos. Y, después de ofrecer una oración sobre estos, dijo a [los
discípulos] que también los sirvieran. 8 Así, todos quedaron satisfechos. Y
cuando recogieron el sobrante, [llenaron] siete canastas de provisiones. 9 De
hecho, [ellos alimentaron] aproximadamente cuatro mil hombres. Finalmente, los
despachó.
10 E inmediatamente se
subió a un bote con sus discípulos y viajó a partes de Dalmanuta. 11 Allí, los
fariseos se acercaron y empezaron a discutir con él, pidiéndole una señal del
cielo, para probarlo. 12 Así, después de suspirar profundamente, les preguntó:
“¿Por qué es que esta generación siempre busca una señal? Les digo la verdad,
esta generación no recibirá ninguna señal.” 13 Con esto, se alejo, regresó al
bote, y viajó al lado opuesto de la rivera.
14 Sin embargo, [los
apóstoles] olvidaron traer [suficientes] panes, y a excepción de un pan, no
tenían nada con ellos en el bote. 15 Así, cuando [Jesús] empezó a advertirles
diciendo: “Mantengan sus ojos abiertos! Cuídense de la levadura de los fariseos
y la levadura de Herodes”, 16 ellos empezaron a discutir entre ellos acerca,
del hecho de que no tenían ningún pan con ellos.
17 Pues bien, cuando se
dio cuenta de esto, les preguntó: “¿Por qué están ustedes discutiendo acerca de
no tener pan? ¿Es que no entienden todavía, y no ven el significado? ¿Están sus
corazones romos respecto a entender? 18 Ustedes tienen ojos; ¿pueden ver? Y
ustedes tienen oídos, ¿es que no pueden oír? ¿No se acuerdan de cuando partí
los cinco panes [para alimentar] a cinco mil hombres?, ¿Cuántas canastas llenas
de sobrante recogieron?
Ellos respondieron:
“Doce.”
20 “Luego cuando partí
siete panes para [servir] a cuatro mil hombres; ¿Cuántas canastas de
provisiones, llenas de sobrantes, recogieron?”
Y ellos dijeron: “Siete.”
21 Ante eso les dijo:
“¿No se dan cuenta todavía del significado?”
22 Después de esto se fue
a Betzaida. Allí la gente le trajo un hombre ciego, y le rogaron que lo tocase.
23 Así el tomó al ciego de la mano, lo llevó consigo fuera de la aldea, y
escupió en sus ojos. Entonces puso sus manos sobre él y preguntó: “¿Ves algo?”
24 De modo que el hombre
alzó la mirada y dijo: Veo hombres. Se ven como pequeños árboles, pero caminan
de un lado a otro”
25 Entonces, nuevamente
puso sus manos en los ojos del hombre y este empezó a ver. Finalmente [su
visión] fue restaurada y empezó a ver todo claramente. 26 Así, [Jesús] lo
despachó con la advertencia: “No vayas a la aldea.”
27 Jesús y sus discípulos
ahora se fueron a las aldeas de Cesarea de Filipo. En el camino preguntó a sus
discípulos: “¿Quién dice la gente que yo soy?”
28 Ellos respondieron:
“[Algunos dicen que eres] Juan el Bautizante, otros Elías, mientras que otros
dicen que uno de los profetas.”
29 Entonces preguntó:
“Entonces, ¿quién dicen ustedes que soy yo?”
y Pedro respondió: “Tu
eres ‘El Ungido’”
30 Ante esto, les ordenó
que no dijeran a nadie acerca de él.
31 Entonces empezó a
enseñarles que el Hijo del hombre tendría que sufrir muchas cosas y ser
rechazado por los ancianos, los Sacerdotes Principales, y los escribas, y ser
asesinado, y entonces despertado tres días después. 32 El les dijo francamente
[lo que iba a ocurrir]. No obstante, Pedro lo llevó aparte y empezó a
reprenderlo.
33 Sin embargo, [Jesús]
se volvió y miró a sus discípulos; luego reprendió a Pedro diciendo: “Ponte
detrás de mi Opositor, porque no estás pensando los pensamientos de Dios, sino
de hombres”
34 Entonces llamó a la
muchedumbre y a sus discípulos y dijo: “Si alguno de ustedes quiere ser mi
seguidor, [tendrá que] negar sus propios deseos, tomar su madero de
empalamiento, y caminar tras de mí continuamente. 35 Porque, cualquiera que
quiera salvar su vida, la perderá. Pero cualquiera que pierda su vida por mi
causa, y por [causa de las] buenas nuevas, la salvará.
36 “¿Qué bien le hace a
un hombre el ganar el mundo entero si pierde su vida? 37 ¿Qué es lo que un
hombre dará a cambio de su vida? 38 Cualquiera que se avergüence de mí y mis
palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre también se
avergonzará de él cuando llegue en la gloria de su Padre con sus santos
mensajeros.”
Capitulo 9
1. Entonces pasó a
decirles: “Yo les digo la verdad, algunos de ustedes que están aquí parados, no
gustarán la muerte antes de que vean que el Reino de Dios viene en poder.”
2. Y seis días después,
Jesús tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a un lugar privado en
una montaña alta. Allí, él cambió de forma frente a ellos. 3 Sus ropas
empezaron a brillar con una blancura mayor que la que ningún blanqueador de
ropa puede lograr.
4 Entonces Elías y Moisés
también se les aparecieron, y estaban hablándole a Jesús. 5 Reaccionando, Pedro
dijo a Jesús: “Rabí, es bueno para nosotros estar aquí, así que, déjame armar
tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.”
6 Es un hecho que él no
sabía lo que hablaba, por cuanto todos estaban muy asustados.
7. Luego, una nube los
cubrió y una voz vino de la nube y dijo: “Este es mi amado Hijo, ¡escúchenle!
8. Entonces ellos vieron a su alrededor, y de repente, no vieron a nadie más
sino solamente a Jesús.
9 Mientras bajaban de la
montaña, [Jesús] les ordenó que no contaran a nadie lo que vieron, sino hasta
después que el Hijo del Hombre haya sido resucitado de entre los muertos.10
Ellos tomaron estas palabras en su corazón, pero hablaban entre ellos
acerca de lo que [había querido decir con] ‘ser resucitado de entre los muertos’.
11 Ellos entonces le
preguntaron: “¿Por qué dicen los escribas que Elías debe venir primero?’
12 Y [Jesús] respondió:
“Elías si viene primero y restaura todo. Sin embargo, ¿por qué creen ustedes
que se escribió acerca del Hijo del Hombre; que sería probado, sufriría mucho,
y sería tratado como un malhechor? 13 Yo les digo esto: Elías de hecho ya ha
venido, y ellos hicieron lo que quisieron, tal como estaba escrito que le
sucedería.”
14 Cuando ellos bajaron a
descansar con el resto de los discípulos, notaron una muchedumbre grande,
parada alrededor de ellos y algunos de los Escribas discutiendo con ellos. 15
Sin embargo, tan pronto como la muchedumbre vio a [Jesús], ellos se asombraron
y corrieron hacia él y empezaron a saludarlo.
16 Entonces él preguntó
[a los discípulos]: “¿Acerca de qué estaban discutiendo?”
17 Y alguien en la
muchedumbre respondió: “Maestro, Yo te traje a mi hijo porque tiene un espíritu
que no lo deja hablar. 18 Cuando sea que este toma control de él, lo arroja al
suelo, entonces bota espuma [por la boca] y se amola los dientes; y después
queda desmayado. Yo pedí a tus discípulos que lo expulsaran, pero ellos
no pudieron.”
19 Pues bien, Jesús
respondió: “OH generación falta de fe, ¿cuánto más tiempo tengo que estar con
ustedes? Tráiganmelo.”
20 Así es que le trajeron
[el niño]. Sin embargo, al ver a [Jesús], el espíritu inmediatamente
convulsionó [al niño]. [El niño] cayó al suelo y empezó a rodar,
espumando [por la boca].
21 Entonces, [Jesús] le
preguntó al padre: “¿Desde cuándo le ha estado sucediendo esto?”
El respondió: “Desde que
era un pequeño. 22 Lo ha arrojado al fuego y al agua repetidas veces, para
destruirlo. Si puedes hacer algo [por favor] apiádate de nosotros y ayúdanos.”
23 Y Jesús le dijo: “Has
dicho ‘¡si puedes!’ Porque, cualquier cosa es posible para aquel que tiene fe”
24 Entonces el padre del
muchacho inmediatamente gritó: “¡Yo tengo fe! ¡Ayúdame donde necesito fe!”
25 Ahora, Jesús vio que
la muchedumbre estaba corriendo hacia [ellos], de modo que reprendió al
espíritu sucio diciendo: “Te ordeno que salgas de él, tú, espíritu sordo y
mudo, y no vuelvas mas nunca a él!”
26 Entonces, después de
gritar y convulsionarse algunas veces, [el espíritu] salió, y [el muchacho]
quedó como muerto. Entonces, la mayor parte de la muchedumbre decía: “Está
muerto.” 27 Pero, Jesús lo tomó de la mano, lo levantó y él se incorporó.
28 Después que
[Jesús] hubo entrado en la casa, sus discípulos vinieron y le preguntaron
en privado: “¿Por qué no pudimos expulsarlo?”
29 Entonces [Jesús]
respondió: “Esta es la clase que sale solamente mediante oración.”
30 Pues bien, ellos
dejaron aquel lugar y viajaron a través de Galilea. Pero [Jesús] no quiso
que nadie supiera [a dónde iban], 31 porque estaba enseñando a sus discípulos y
diciéndoles: “El Hijo del Hombre va a ser traicionado en las manos de los
hombres y estos lo asesinarán. Entonces, después de estar muerto por tres días,
será resucitado.” 32 Sin embargo, ellos simplemente no entendían lo que
él decía, y tenían miedo de hacerle preguntas.
33 Pues entonces
regresaron a Capernaúm. Y cuando Jesús llegó a casa, les preguntó: “¿Qué es lo
que discutían en el camino?”
34 Ellos no respondieron,
porque, mientras estaban en el camino habían estado discutiendo acerca de cuál
de ellos es el más grande. 35 Así, él se sentó y llamo a los doce, y les dijo:
“Si alguno desea ser el primero, debe ser el último de todos y el sirviente de
todos.”
36 Entonces tomó a un
niño pequeño, y lo hizo pararse en medio de ellos, puso sus manos alrededor de
este, y dijo: 37 “Cualquiera que da la bienvenida a alguien como este
niñito en mi nombre, me está dando la bienvenida a mí. Y cualquiera que me da
la bienvenida, no solamente me da la bienvenida a mí, [sino que también le da
la bienvenida] a Aquel que me envió.”
38 Juan le dijo:
“Maestro, vimos a alguien expulsando demonios en tu nombre, y tratamos de
impedírselo porque no era uno de tus seguidores.”
39 Pero Jesús le dijo:
“No se lo impidan, porque nadie que hace una obra poderosa en mi nombre, se
apresurará a hablar mal de mí. 40 Cualquiera que no está en contra nuestra,
está a favor nuestro. 41 Porque, cualquiera que les dé una taza con agua
para tomar debido a que ustedes caminan en el nombre del Ungido, yo les digo la
verdad, no perderá su recompensa. 42 Pero cualquiera que entrampa a uno de
estos pequeños que creen, hubiera sido mejor que le hubiesen colgado una piedra
de moler, del tipo que el burro hace girar, y haber sido tirado al mar.
43 ‘Porque, si sus manos
los entrampan, córtenlas. Es mejor que vayan por la vida impedidos que tener
dos manos e ir al botadero de basura…al fuego que no se puede apagar. 44
– 45 Si su pie los entrampa, córtenselo. Es mejor que vayan por la vida
cojos, que tener los dos pies, y terminar en el botadero de basura.
46—
47 “Si su ojo los
entrampa, tírenlos lejos. Porque es mejor que entren el Reino de Dios con
un ojo, que tener dos ojos y ser arrojado al botadero de basura, 48 donde
siempre hay gusanos y fuego nunca se apaga.
49 “Todos tienen que ser
salados con fuego. 50 La sal es buena. Pero si la sal pierde su sabor salado,
¿qué usarán para sazonar? Tengan sal en ustedes mismos y estén en paz unos con
otros.”
Capitulo 10
1 Desde allí viajó hacia
la frontera de Judea y cruzó el Jordán. Nuevamente, las muchedumbres vinieron a
él, y, como era su costumbre, empezó a enseñarles. 2 Allí, llegaron los
fariseos, y, para probarlo, le preguntaron si era legal que un hombre se
divorcie de su esposa. 3 Por tanto [Jesús] les preguntó: “¿Qué mandamientos les
dio Moisés?”
4 Ellos respondieron:
“Moisés nos permitió escribir un certificado de despido y divorcio a [ella].’
5 Entonces Jesús dijo:
“El escribió este mandamiento para ustedes, por ser ustedes tan duros de corazón.
6 Desde los [días] tempranos de la creación, El los hizo macho y hembra, [y
dijo]: 7 ‘Por esta razón un hombre dejara a su padre y a su madre, 8 Porque,
los dos llegarán a ser una sola carne. Ya no son más, dos, sino una carne. 9
Así, lo que Dios ha puesto junto bajo el mismo yugo, ningún hombre lo debe
separar.’
10 Cuando regresaron a la
casa nuevamente, los discípulos le preguntaron acerca de esto. 11 Y él les
dijo: “Cualquiera que se divorcie de su esposa y se case con otra comete
adulterio contra ella. 12 Y si una mujer que se ha divorciado de su esposo,
alguna vez se casa con otro, comete adulterio.’
13 Ahora bien, la gente
empezó a traerle sus niños pequeños para que [Jesús] los tocase, pero los
discípulos se lo impedían. 14 Pues bien, cuando vio esto Jesús, se irritó y les
dijo: “¡Dejen que los niñitos vengan a mí! ¡No traten de impedírselo! Porque,
el Reino de Dios le pertenece a gente como esta. 15 Yo les digo la verdad,
cualquiera que no reciba el Reino de Dios como un niñito, nunca entrará en
este. 16 Entonces tomó a los niños en sus brazos y empezó a alabarlos, poniendo
sus manos sobre estos.
17 Pues bien, mientras
Jesús iba saliendo, alguien corrió y se arrodilló enfrente de él, y le
preguntó: “Buen maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida en aquella
época?”
18 Jesús le respondió:
“No asesines, no cometas adulterio, no robes, no des falso testimonio, no
defraudes, honra a tu padre y a tu madre.”
20 Entonces el hombre
dijo: “Maestro, he hecho todas estas cosas desde joven”
21 Pues bien, Jesús vio
lo que este era por dentro, y sintió amor por él, y dijo: “Entonces solamente
una cosa te falta. Ve y vende todas las cosas que tienes y dáselas a los
pobres, y tu tendrás un tesoro en el cielo. Entonces ven y sé mi seguidor.” 22
Pero el [hombre joven] se puso muy triste por lo que [Jesús] le dijo y se fue
lamentándose, porque era dueño de muchas cosas.
23 Pues bien, Jesús miró
a su alrededor, y entonces les dijo a sus discípulos: “¡Qué cosa tan difícil es
para aquellos que tienen dinero entrar el Reino de Dios!”
24 Pero, los discípulos
se sorprendieron ante estas palabras. Así, Jesús añadió: “Hijitos, es
difícil entrar en el Reino de Dios. 25 Porque es más fácil para un camello
pasar a través del ojo de una aguja que el que un hombre rico pueda entrar en
el Reino de Dios.”
26 Ante esto, ellos
quedaron aun más atónitos y preguntaron: “Entonces ¿quién se puede salvar?”
27 Bien, pues, mirándoles
directamente, Jesús dijo: “con los hombres, es imposible. Pero esto no es
cierto con Dios, porque con Dios todas las cosas son posibles.”
28 Entonces dijo Pedro:
{¡Mira!} Hemos dejado todo por seguirte.”
29 Y Jesús dijo: “Yo les
digo la verdad, nadie ha dejado casa o hermanos, o hermanas, o madre, o padre,
o hijos, o campos, por mi causa y por la causa de las buenas nuevas, 30 que no
reciba cien veces ahora, en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y campos
(junto con persecución). Y en la era que viene [ellos recibirán] vida en
aquella época. 31 Sin embargo, algunos que son primeros, serán últimos, y los
últimos serán primeros.”
Capitulo 11
1 Ahora, cuando estaban
ya cerca de Jerusalén, Betfagué y Betania, en el Monte de los Olivos, él envió
a dos de sus discípulos adelante, 2 diciéndoles: “Entren en la aldea frente a
ustedes. Y tan pronto como hayan entrado, encontrarán amarrado un burro joven,
en el cual nadie se ha sentado jamás. Desátenlo y tráiganlo acá. 3 Entonces, si
alguien les pregunta por qué lo hacen, digan: ‘El Señor lo necesita.’ Y ellos
inmediatamente los dejarán traerlo.”
4 Así, ellos fueron y
encontraron el burrito atado frente a una puerta, en una calle secundaria; y
ellos lo desataron. 5 Pero, algunos de los que estaban parados allí
preguntaron: “¿Qué están haciendo desatando el burro?
6 Sin embargo, [los discípulos]
hicieron tal como Jesús dijo, y estos los dejaron llevarse [el burro].
7De esta manera ellos le
trajeron el burro a Jesús, pusieron una cuerda sobre este, y él se montó. 8
También, muchos [que estaban allí] tendieron sus prendas en la calle, mientras
que otros cortaron ramas de árboles en los campos. 9 Y aquellos que caminaron
frente y detrás de él gritaban: “¡Que Dios lo salve! ¡Alabado sea el que viene
en el nombre de [Jehová]! 10 ¡Alabado sea el Reino de nuestro padre David, el
cual está viniendo! ¡Que Dios en lo más alto, lo salve!”
11 Entonces entró
cabalgando a Jerusalén, entró al templo, y miró a todo en derredor, pero,
porque era tarde, se fue a Betania con los doce.
12 A la siguiente mañana,
mientras dejaba Betania, sintió hambre. 13 Y al notar las hojas de un higo a la
distancia, se acercó para ver si podía encontrar algún fruto en él. Pero,
cuando se acercó, no encontró nada, a más de hojas, por cuanto era [algo
temprano en el año], para que hubiera higos. 14 Entonces [Jesús] le dijo [al
árbol]: “Que nadie coma fruto de ti por el resto de esta era.” (Y sus
discípulos lo escucharon decir esto).
15 Desde allí, fueron a
Jerusalén. Entonces [Jesús] fue al templo y empezó a expulsar a los que estaban
comprando y vendiendo. El también empujó las mesas de los cambistas de dinero,
y los asientos de aquellos que vendían palomas, 16 y no dejó que nadie lleve
cosas dentro del templo. 17 El continuó enseñando y diciendo: “¿No está
escrito: Mi casa será llamada una casa de oración para todas las naciones? Sin
embargo ustedes la han convertido en una cueva de ladrones.”
Pues bien, los sacerdotes
principales y los escribas oyeron de aquello, y empezaron buscar la manera de
destruirlo. Pero ellos le temían, porque su enseñanza siempre asombraba a la
multitud.
19 Después que se hubo
hecho tarde, dejaron la ciudad. 20 Pero, mientras viajaban, temprano en la
mañana siguiente, vieron el higo marchito desde las raíces. 21 Así, Pedro
recordó y le dijo: “Rabí, mira, el higo que maldijiste se ha marchitado.’
22 Entonces Jesús dijo:
“Tengan fe en Dios. 23 Yo les digo la verdad, cualquiera que diga a esta
montaña levántate y se echada al mar- si no duda en su corazón, sino que tiene
fe- cualquier cosa que diga que va a suceder, es lo que sucederá. 24 Por esta
razón les digo, tengan fe que recibirán todo por lo cual han orado y
pedido, y lo obtendrán. 25 Y cuando sea que se paren para orar,
perdonen cualquier cosa que tengan contra quien sea, para que su Padre, quien
está en los cielos, también los perdone [a ustedes] por sus errores. 26—
Pues bien, ellos
regresaron a Jerusalén. Y mientras caminaban por el Templo, los sacerdotes
principales, los escribas, y los ancianos, vinieron a él 28 y le preguntaron:
¿Dónde adquiriste tu autoridad para hacer estas cosas? ¿Quién te dio esta
autoridad?
29 Entonces Jesús
respondió: “Les voy a hacer una pregunta. Y si me responden, entonces les diré
dónde obtuve la autoridad para hacer estas cosas: ¿El bautismo de Juan vino del
cielo o de los hombres? ¡Contéstenme!
31 Así, comenzaron a
razonar entre ellos diciendo: “Si decimos que vino del cielo, él preguntará:
‘Entonces ¿por qué no le creyeron?’ 32 Pero si decimos de los hombres...”
Lo ven, ellos tenían
miedo de las muchedumbres, porque [la gente] creía que Juan había sido un
profeta. 33 Así es que dijeron a Jesús: ‘No lo sabemos.”
Y Jesús les dijo: “En tal
caso, no les digo de dónde obtuve la autoridad para hacer estas cosas.”
Capitulo 12
1 Entonces empezó a
enseñarles mediante ilustraciones: “Un hombre plantó un viñedo. Puso una cerca
alrededor de este, construyó un estanque para la prensa de vino, y una torre
[para protegerla], [luego] contrató unos granjeros para cuidarlo. Entonces
viajó al extranjero. 2 Ahora bien, cuando llegó el tiempo de la [cosecha],
mandó un esclavo a los granjeros, para obtener algo del fruto del viñedo. 3
Pero estos agarraron [al esclavo], lo golpearon, y lo enviaron [de regreso] sin
nada. 4 Nuevamente, les mandó otro esclavo. A este lo golpearon en la cabeza y
lo deshonraron. 5 De modo que envió otro. A este lo mataron. [Del mismo modo
envió] muchos otros, a algunos de los cuales azotaron y a otros mataron.
6 Pues bien, [el amo]
tenía uno más, a quién podía enviar, un hijo muy amado. Por último envió
[a su hijo], y dijo: ‘Ellos respetarán a mi hijo.’
7 Pero aquellos granjeros
se dijeron uno al otro: ‘Este es el heredero. Matémoslo y la herencia será
nuestra.’ 8 Así, lo agarraron y lo mataron, después arrojaron [su cadáver]
fuera del viñedo.
9 ¿Qué es lo que el dueño
del viñedo va a hacer? El vendrá y destruirá a los granjeros, y entonces
confiará su viñedo a otros.
10 ¿No leyeron alguna vez
la escritura [que dice]: ‘La piedra que los constructores rechazaron llegó a
ser la piedra angular, 11 vino por Jehová y nos parece excelente.’?”
12 Pues bien, ellos
reconocieron que aquella ilustración les aplicaba, de modo que empezaron a
buscar maneras de atraparlo. Sin embargo, temían a la muchedumbre, por tanto lo
dejaron ir y se fueron.
13 Luego de esto,
enviaron a algunos de los fariseos y seguidores de Herodes para tratar de
hacerlo decir algo [de lo cual poderlo acusar.] 14 Cuando llegaron le dijeron:
“Maestro, sabemos que hablas la verdad y que no te dejas impresionar por nadie.
Tú no ves lo que los hombres son por fuera, sino que verdaderamente enseñas el
camino de Dios. Por tanto, ¿es legal pagar el impuesto principal a Cesar o no?
15 ¿Debemos pagar, o no debemos pagar?”
Notando su hipocresía,
dijo: “¿Por qué me ponen a prueba? Tráiganme una moneda de plata para verla.”
16 De manera que le
trajeron una, y él preguntó: “¿De quién es la imagen y la inscripción en esta?”
Ellos contestaron: “De
César.”
17 Entonces Jesús dijo:
“Paguen de vuelta a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios.”.
Y [con esto] los dejó perplejos.
18 Ahora bien, los
saduceos (quienes dicen que no existe tal cosa como una resurrección), vinieron
a Jesús y le preguntaron: “Maestro, Moisés nos escribió que si alguien tiene un
hermano que muere y deja a su esposa sin hijo, [este] debe tomar la esposa [de
su hermano], y levantar descendencia para [este]. 20 Pues bien, digamos que
hubo siete hermanos. El primero tomó esposa, pero murió sin dejar descendencia.
21 Entonces, el segundo la tomó, pero el también murió sin descendencia, [de igual
forma] el tercero. 2 Ninguno de los siete dejo descendencia. Finalmente,
la mujer también murió. 23Así, en la resurrección, ¿de quién será esposa esta,
dado que todos la tuvieron como esposa?”
24 Entonces Jesús
respondió: “Esta es la razón por la cual ustedes están extraviados: ¡Ustedes no
entienden las escrituras o el poder de Dios! 25 Cuando los muertos sean
resucitados, ellos no se casarán ni se darán en matrimonio, ellos serán como
los mensajeros en el cielo.
26 Respecto a los muertos
que son levantados, no leyeron en el libro de Moisés- en la historia del
arbusto espinoso- cómo Dios le dijo : ‘Yo soy el Dios de Abraham, Isaac, y
Jacob 27 El no es un Dios de muertos, sino de vivos... Si, ustedes están
extraviados.’
28 Ahora, uno de los
escribas (quién se había acercado y escuchado la discusión), sabía que Jesús
había dado una buena respuesta. De modo que preguntó: “¿Cuál es el mandamiento
principal?”
29 Jesús respondió: “El
principal es: ‘Escucha, OH Israel; Jehová nuestro Dios es un solo Jehová, 30 y
tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón, alma y fuerzas.’ 31 El
segundo es este: ‘Debes amar a tu vecino como a ti mismo.’ Ningún mandamiento
es superior a estos.”
32 El escriba dijo:
“¡Bien! Has dicho la verdad, Maestro, cuando dijiste que Él es Uno, y que no
hay otro. 33 Y que amarlo con todo tu corazón, entendimiento y fuerzas, y que
amar a tus vecinos como a ti mismo vale más que todas las ofrendas y
sacrificios quemados juntos.”
34 Así, Jesús
(reconociendo que él había respondido inteligentemente) le dijo: “No estás muy
lejos del Reino de Dios.”
Entonces, nadie tuvo el
coraje de hacerle más preguntas.
35 En respuesta a la
pregunta que se formuló cuando Jesús había estado enseñando en el templo,
preguntó: “¿Por qué dicen los escribas que el Ungido es hijo de David? 36
Porque, a través del Aliento Santo [de Dios], David dijo esto: ‘Jehová dijo a
mi Señor, siéntate a mí diestra hasta que coloque a tus enemigos bajo tus
pies.’ 37 Así, dado que David lo llama Señor, ¿cómo puede él ser su hijo?”
[Todo este tiempo], la
enorme muchedumbre lo había estado escuchando con mucho placer.
38 Mientras enseñaba, les
advirtió: “Cuídense de los Escribas, quienes disfrutan de caminar por allí en
ropaje [costoso], y quieren ser saludados en los mercados. 39 [Ellos] desean
los asientos de adelante en las sinagogas, y las posiciones principales en las
cenas. 40 [Al mismo tiempo], devoran las casas de las viudas mientras dan un
espectáculo al hacer largas oraciones; por esto recibirán un juicio más
severo.’
41 Entonces se sentó
frente al Tesoro Sagrado y se puso a observar a la muchedumbre poner monedas en
las cajas. La gente rica ponía muchas monedas. 42 Sin embargo, una viuda pobre
vino y puso dos pequeñas monedas de cobre que no valían mucho. 43 Ante esto,
[Jesús] llamó a sus discípulos y dijo: “Yo les digo la verdad, esta pobre viuda
puso más que todo el resto de los que tiraron dinero en las cajas del tesoro.
44 Porque, todos ellos tiraron lo que les sobraba, pero [esta mujer], quien está
en necesidad, puso todo lo que tenía; todo su medio de vida.”
Capitulo 13
1 Mientras se iba del
templo, uno de sus discípulos dijo: “¡Maestro, mira estas piedras y estos
edificios!”
2 Sin embargo, Jesús le
dijo: “¿Ves estos regios edificios? No habrá una piedra que haya sido puesta
sobre otra, que no haya de ser derribada.”
3 Y mientras se
encontraba sentado en un lugar tranquilo, en el Monte de los Olivos, al frente
del Templo, Pedro, Santiago, Juan y Andrés preguntaron: 4 “Dinos, ¿cuándo
sucederán estas cosas, y cuál será la señal de que estas cosas estén a punto de
llegar a su fin?”
5 De manera que Jesús
respondió: “Tengan cuidado que nadie los haga extraviarse. 6 Porque muchos
vendrán en mi nombre diciendo: ‘Yo soy [aquel]’, y de este modo extraviarán a
muchos.
7 Cuando oigan acerca de
guerras y reportes de guerras, no tengan miedo, porque [estas cosas tienen que
suceder; pero eso no es el fin.] 8 Porque nación guerreará contra nación y
reino contra reino. Habrá desastres naturales en un lugar tras otro, y habrá
escasez de comida. Estas cosas son los comienzos de los dolores de parto.
9 Cuídense, porque los
traicionarán y los llevarán a las cortes locales y serán azotados en las
sinagogas y se les hará comparecer ante reyes y gobernadores por mi causa, como
testigos para ellos. 10 También, las buenas nuevas primero tienen que
predicarse en todas las naciones. 11 Pero, mientras los llevan para ser
acusados, no se preocupen de ante mano acerca de qué decir. Solamente digan lo
que se les conceda en ese mismo momento, porque no serán ustedes los que
hablen, sino el Aliento Santo de Dios.
12 Hermanos traicionarán
a muerte a hermanos... al igual que un padre a su hijo. Y los hijos se
levantarán contra sus padres y harán que sean condenados a muerte. 13 Todo
mundo los odiará por causa de mi nombre. Pero, aquel que resista hasta el final
será salvado.
14 Cuando sea que vean al
destructor repugnante de pie donde no debe (que preste atención el lector), entonces
aquellos en Judea, deben correr a las montañas. 15 Aquel que esté parado en su
techo, no debe bajar o entrar a traer nada de su casa. 16 Y aquel que esté
parado en su campo, no debe regresar por su ropa.
17 ¡Ay de aquellas que
estén en cinta, o cuidando un bebé durante aquellos días. 18 Y manténganse
orando que esto no suceda en invierno. 19 Porque, en aquellos días habrá un
tiempo de dificultad como nunca antes habrá ocurrido [uno] desde los
albores de la creación por Dios hasta ese entonces, (y no debe ocurrir de
nuevo). 20 De hecho, si Jehová no acorta aquellos días, lo más probable es que
ninguna carne se salve. Pero a causa de los escogidos que El eligió, El ha
acortado los días.
21 Entonces, si alguien
les dice, aquí está el Ungido, o ¡miren, está allí!, no lo crean. 22 Porque,
ungidos falsos y falsos profetas se levantarán y darán señales y augurios
proféticos para extraviar...si fuera posible, ¡aún hasta a los escogidos! 23
Tengan cuidado, porque les he advertido. 24 Pero, en los días después de aquel
tiempo de dificultad, el sol será oscurecido, la luna no brillará, 25 las
estrellas estarán cayendo del cielo, y los poderes de los cielos se sacudirán.
26 Entonces ellos verán al Hijo del Hombre viniendo en las nubes con mucho
poder y gloria. 27 y enviará a los mensajeros para reunir a sus Escogidos,
desde los cuatro vientos, desde los extremos de la tierra hasta los extremos
del cielo.
28 Ahora bien, aprendan
de la ilustración del árbol de higo; cuando sus ramas se vuelven tiernas y retoñan
hojas nuevas, ustedes saben que el verano está cerca. 29 Así, cuando ustedes
vean ocurrir estas cosas, sepan que él está cerca...a las puertas. 30 Yo les
digo la verdad, éste período no pasará sin que sucedan todas estas cosas. 31 El
cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
32 Nadie sabe aquel día o
aquella hora, ni los ángeles en el cielo o el Hijo, solamente el Padre. 33 Por
tanto, manténganse despiertos y continúen atentos, porque no saben cuándo
llegará el momento.
34 Es igual que un
hombre, quien, antes de dejar su casa y viajar al extranjero, instruyó a cada
uno de sus esclavos, que simplemente continuaran haciendo su trabajo. Pero
encargó al amo de llaves que permanezca despierto. 35 Por tanto, manténganse
despiertos, porque ustedes no saben cuando el Amo de la casa llega, 36 de
manera que cuando llegue de improviso, no los encuentre dormidos. 37 Lo que
digo, se lo digo a todos: ¡Manténganse despiertos!”
Capitulo 14
1 Ahora bien, faltaban
solo dos días para la Pascua y el festival de No Levadura. Y los sacerdotes
principales y los escribas estaban tratando de encontrar formas malévolas de
atrapar a [Jesús], y asesinarlo. 2 Pero dijeron: “¡No durante el festival! No
en ningún momento en que se pueda formar un alboroto.”
3 Mientras él estaba
reclinado para comer en la casa de Simón el leproso (en Betania), una mujer
vino con una caja de alabastro muy costosa con aceite perfumado... nardo
genuino. Entonces, rompiendo el alabastro, lo vertió sobre su cabeza. 4 Pero
algunos empezaron a murmurar entre ellos: “¿Por qué este desperdicio de aceite
perfumado? 5 ¡Este ungüento pudo haber sido vendido por trescientas
monedas de plata y dado a los pobres!” Por esto estaban disgustados con ella.
6 Pero Jesús dijo:
¡Déjenla en paz! ¿Por qué quieren causarle problemas? Ella algo bueno por mí. 7
Siempre tienen a los pobres con ustedes, y cuando sea que ustedes lo quieran,
podrán siempre hacerles cosas buenas. Pero no siempre me tendrán a mí. 8 Ella
hizo lo que pudo. Ella puso el ungüento perfumado en mi cuerpo, adelantándose a
mi entierro. 9 Yo les digo la verdad, donde sea que las Buenas Nuevas sean
predicadas en el mundo entero, lo que esta mujer hizo será relatado en su
memoria.”
[Mientras tanto], Judas
Iscariote (uno de los doce) fue al Jefe de los Sacerdotes, [con el propósito
de] traicionarlo. 11 Y cuando ellos escucharon [su oferta], les encantó y
prometieron pagarle en plata. De modo que él empezó a buscar una oportunidad
para traicionar [a Jesús].
12 Ahora bien, en el
primer día de No Levadura (cuando se ofrece el sacrificio de la Pascua), los
discípulos [de Jesús] le preguntaron: “¿Dónde deseas que te preparemos la
Pascua para que comas?
13 Por tanto, él envió a
dos de sus discípulos, con la instrucción: “Vayan a la ciudad, y encontrarán a
un hombre cargando una vasija de barro, llena de agua. Síganlo, 14 y
dondequiera que entre, díganle al amo de la casa, el Maestro manda a preguntar:
“¿Cuál es el cuarto de huéspedes, donde puedo comer la Pascua con mis
discípulos? 15 Y él les mostrará un cuarto grande, arriba, el cual ya está
listo. Preparen la comida para nosotros allí.”
16 Así, los discípulos se
fueron y entraron en la ciudad. Allí encontraron todo justamente como él lo
había dicho, y prepararon la Pascua.
17 Aquella noche, [Jesús]
vino con los doce. 18 Y mientras se reclinaban y comían a la mesa, Jesús dijo:
“Yo les digo la verdad, uno de ustedes que come conmigo, me traicionará.”
19 Ante esto, todos se
entristecieron mucho y preguntaron: “¿No soy yo, [verdad]?
20 Entonces respondió:
“Es uno de los doce, que remoja el pan en el plato conmigo. 21 Es un hecho, el
hijo del hombre va a ser raptado, tal como fue escrito acerca de él. Pero ¡ay
de aquel que traiciona al Hijo del Hombre! ¡Le hubiera sido mejor nunca haber
nacido!
22 Y mientras comían,
[Jesús] tomó un pan, luego oró y lo partió. Se los repartió mientras decía:
“Tómenlo. Este es mi cuerpo.”
23 Entonces tomó la copa,
dio gracias, se las dio a ellos, y todos bebieron de ella. 24 Y les dijo: “Esta
es mi sangre del Pacto Sagrado, la cual es derramada por muchos. 25 Yo les digo
la verdad; definitivamente no beberé del producto de la vid, sino hasta el día
cuando lo beba en el Reino de Dios.”
26Finalmente, después de
cantar alabanzas, partieron hacia el Monte de los Olivos.
27 Entonces Jesús les
dijo: “Todos ustedes tropezarán, porque está escrito: ‘Golpearé al pastor y las
ovejas serán esparcidas.’ 28 Pero, después que sea levantado, me
adelantaré a ustedes a Galilea.”
29 No obstante, Pedro le
dijo: “Aún si los otros tropiezan, yo no”
30 Y Jesús le dijo: “Yo
te digo la verdad; hoy...esta noche...antes que el gallo cante, tu negarás
conocerme en tres ocasiones.”
31 Pero [Pedro] seguía
hablando: “Aún si tengo que morir contigo, definitivamente no te negaré.” Y
todos los demás decían lo mismo.
32 Así, cuando llegó a un
lugar llamado Getsemaní, él dijo a sus discípulos: “Siéntense aquí mientras
oro.” 33 Entonces tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, y estos se
perturbaron muchísimo. 34 Por tanto, les dijo: “Mi vida completa se ha
entristecido al punto de la muerte. Esperen aquí, y manténganse despiertos.”
35 Ante esto, el se alejó
un poco y cayó al piso, orando que si fuera posible, se lo librase de
aquella hora. 36 Y él dijo: ¡Papá, Padre! ¡Todo te es posible! ¡Remueve de mí
esta copa! Sin embargo, no se haga lo que yo quiero, sino lo que Tú quieres.”
37 Entonces, regresó y
los encontró dormidos. Y dijo a Pedro: “¿Estás durmiendo? ¿No tuvieron
suficiente fuerza para mantenerse despiertos por solamente una hora? 38
Manténganse despiertos, y continúen orando que nos se los ponga a prueba. De
hecho, el espíritu está listo, pero la carne es débil.” 39 Entonces se fue y
oró nuevamente, diciendo las mismas cosas [que antes].
40 Regresó, y otra vez
los encontró durmiendo, por cuanto sus ojos estaban pesados; y ellos,
simplemente, no sabían qué decirle. 41 Entonces regresó por tercera vez y les
dijo: “Aquí están ustedes, descansando y durmiendo. ¡Ya es suficiente! ¡El
tiempo ha llegado! ¡Miren! ¡El hijo del Hombre es traicionado en las manos de
pecadores! 42 ¡Levántense y vamos! ¡Miren! ¡Aquel que me traiciona está cerca!”
43 E inmediatamente
(mientras todavía hablaba), Judas (uno de los doce) se apareció con una turba,
que incluía a los sacerdotes principales, escribas, y ancianos, y todos
llevaban espadas y palos.
44 Ahora, el traidor dio
[a la turba] una señal que habían previamente acordado, al decir: “Aquel que yo
bese, ese es. Agárrenlo y sáquenlo con seguridad.” 45 Así, se acercó [a Jesús]
inmediatamente y dijo: “¡Rabí!” y entonces lo besó tiernamente.
46 Ante esto, pusieron
sus manos sobre él y lo agarraron. 47 Sin embargo, uno de aquellos, parado
allí, sacó su espada y atacó al esclavo del Sumo Sacerdote, cortándole la
oreja.
48 Entonces Jesús dijo [a
la turba]: “¿Vinieron a mí con espadas y palos, para arrestarme como a un
ladrón? 49 Estuve con ustedes en el Templo, donde les enseñé por días, pero no
me atraparon entonces. Sin embargo, esto sucede así para que se cumplan las
Escrituras.”
50 Entonces [los
apóstoles], todos, lo abandonaron y corrieron. 51 Pero cierto hombre joven,
quien se había puesto un atuendo de noche sobre su cuerpo desnudo, empezó a
seguirlos de cerca. Sin embargo, [la turba] intentó atraparlo, 52 de modo que
escapó desnudo, dejando atrás su atuendo.
53 Entonces llevaron a
Jesús al Sumo Sacerdote, donde todos los sacerdotes principales, ancianos y
escribas estaban reunidos. 54 Pero Pedro (quién lo había seguido a la
distancia), entró al patio del Sumo Sacerdote, y se sentó con los supervisores
del edificio, calentándose mientras le daba la cara al fuego.
55 [Adentro], los
sacerdotes principales, y la entera corte religiosa judía, estaban tratando de
encontrar testigos contra Jesús, para poder matarlo, pero no podían encontrar
ninguno. 56 Muchos vinieron a dar falso testimonio en su contra, pero sus
historias no concordaban. 57 Entonces, algunos se levantaron y perjuraron con
las palabras: “Lo oímos decir: ‘Voy a destruir este Templo hecho con manos, y
voy a construir otro que no es hecho de manos, en tres días.’” 59 Pero estos
testigos no concordaban.
60 Finalmente, el Sumo
Sacerdote se puso de pie en medio e interrogó a Jesús: “¿No tienes una
respuesta? ¿De qué te están acusando?
61 Pero [Jesús]
permaneció en silencio, sin responder nada.
Nuevamente, el Sumo
Sacerdote empezó a interrogarlo: “¿Eres el Ungido, el Hijo del Alabado?”
62 Entonces Jesús dijo:
“¡Yo soy! Y tú verás al Hijo del Hombre sentado a la mano derecha del Poder y
viniendo en las nubes del cielo.”
63 Ante esto, el Sumo
Sacerdote rasgó sus vestiduras y dijo: “¿Para qué necesitamos más testigos? 64
¡Ustedes han escuchado la blasfemia! ¿Qué opinan?”
Pues bien, todos ellos lo
condenaron a ser detenido para ser ejecutado. 65 Y algunos empezaron a
escupirle y a cubrirle la cara, entonces lo golpeaban con sus puños, mientras
decían: “¡Profetiza!”
Entonces los supervisores
del edificio, después de cachetearlo, se lo llevaron preso.
66 Ahora bien, mientras
Pedro estaba en el patio de abajo, una de las sirvientas del Sumo
Sacerdote 67 lo vio calentándose. [Esta] lo miró con dureza, y le dijo:
“¡Tú estabas con este Jesús, el Nazareno!”
68 Pero él lo negó,
diciendo: “¡Yo no lo conozco y no sé de qué hablas!”
Entonces se fue afuera,
por la entrada del patio. Allí la [misma] sirvienta, cuando lo vio de nuevo,
dijo a los que estaban con ella: “Este es uno de ellos.” 70 Y él lo negó otra
vez.
Entonces nuevamente,
aquellos que estaban parados a su alrededor dijeron a Pedro: “¡Seguro que eres
uno de ellos, porque también eres galileo!”
71 Pero él empezó a
insultar y juró: “No conozco al hombre del que hablas.” 72 E inmediatamente un
gallo cantó. Entonces Pedro recordó lo que Jesús le había dicho: “Antes que un
gallo cante, tú me negaras tres veces.” De modo que prorrumpió en llanto.
Capitulo 15
1 Al amanecer [del
siguiente día], los sacerdotes principales se sentaron con los ancianos y los escribas
para consultar con la corte judía en pleno, y allí, ataron a Jesús y lo tomaron
para entregarlo a Pilatos. 2 Así, Pilatos preguntó: “Eres tú el rey de los
judíos.”
El respondió: “Tú mismo
lo has dicho.”
3 Entonces, los
sacerdotes principales fueron allá para acusarlo de muchas otras cosas.
4 Pues bien, Pilatos lo
interrogó nuevamente diciendo: “¿No tienes qué responder? ¡Mira todos los
cargos que están presentando en contra tuya!
5 Pero Jesús no respondió
más, lo cual causo admiración a Pilatos.
6 Era la costumbre [de
Pilatos] liberar cualquier prisionero que ellos pidiesen, [en la época] de los
festivales. 7 Y en ese tiempo, un tal Barrabás se encontraba en la cárcel,
quien había estado con un grupo de rebeldes, que habían cometido asesinato,
durante una rebelión. 8 Por lo tanto, la muchedumbre vino [a Pilatos] para
pedirle que lo liberase, de acuerdo con la costumbre. 9 Y Pilatos respondió:
“¿Quieren que les libere al Rey de los Judíos? “
10 El sabía que los
sacerdotes principales se lo habían entregado, solamente por estar celosos de
él. 11 Pero los sacerdotes incitaron a la muchedumbre para que pidiesen [a
Pilatos] que liberara a Barrabás [en lugar de Jesús].
12 Por lo tanto, Pilatos
preguntó: “Entonces, ¿qué debo hacer con este, a quien ustedes llaman el Rey de
los Judíos?”
13 Nuevamente, ellos
gritaron: “¡Cuélgalo en el poste!”
14 Pero Pilatos preguntó:
¿Por qué? ¿Qué cosa mala hizo?
Sin embargo, ellos
gritaban cada vez más fuerte: “¡Ponlo en el madero!
15 Por tanto, para satisfacer
a la muchedumbre, Pilatos les entregó a Barrabás. Entonces, después de haberlo
hecho azotar, se los entregó para ser empalado.
16 A continuación, los
soldados lo sacaron al patio (del palacio del gobernador) y reunieron las
tropas. 17 Allí lo cubrieron con un [vestido] púrpura, y tejieron una corona de
espinas y se la pusieron. 18 Entonces empezaron a saludarlo diciendo:
“¡Regocíjate, OH rey de los judíos!” 19 Y lo golpeaban en la cabeza con una
vara, y escupían sobre él. Entonces, arrodillándose, se inclinaban ante él.
20 Finalmente, después de
haberse divertido, le quitaron la [vestidura] púrpura, lo vistieron de nuevo
con su ropa, y se lo llevaron afuera para colgarlo en el poste. 21 Luego,
trajeron a un hombre llamado Simón, de Cierne, quien llegaba del campo
(el padre de Alejandro Rufo), para que cargue el poste.
22 Por tanto, lo llevaron
al lugar del Gólgota (que se traduce lugar del Cráneo) Allí trataron de darle
vino mezclado con mirra, pero él rehusó tomarlo. 24 Entonces lo colgaron en el
poste, y jugaron un dado para determinar quién se quedaría con sus vestiduras.
25 Era la tercera hora
cuando lo colgaron en el poste. 26 Y había un letrero sobre él que mostraba el
cargo en su contra: “El rey de los judíos.”
27 Había también dos ladrones
colgando en postes junto a él, uno a su derecha y otro a su izquierda.
28—29 [La gente al pasar le decía cosas terribles, meneando sus cabezas,
y gritando: “¡Bah! El que iba a demoler el templo y reconstruirlo en tres días;
30 ¡Sálvate a ti mismo! ¡Baja del madero!”
31 Esta era la misma
manera en que los principales sacerdotes se burlaban de él, diciendo: “Ha
salvado a otros, ¡pero no puede salvarse a sí mismo! 32 ¡Que el Ungido, quien
es el Rey de Israel, baje del poste, para que lo veamos y creamos!”
Hasta aquellos que
colgaban con él, se burlaban de él.
33 Entonces, una
oscuridad vino sobre todo el lugar, desde la sexta hasta la hora novena. 34 Y a
la novena hora, Jesús gritó en alta voz: “¡Elí, Elí, lama sabachtaní! (que se
traduce: “Mi Dios, mi Dios, ¿por qué me has desamparado?)”
35 Y cuando algunos de
los que estaban parados allí lo escucharon, dijeron: “¡Miren! ¡Está llamando a
Elías!”
36 Así pues, alguien
corrió y llenó una esponja con vino agrio y lo puso en una vara y le dio algo
de beber, y [otros] dijeron: “¡Déjenlo solo! Veamos si Elías viene a bajarlo.”
37 Pero, Jesús dio un
fuerte grito y murió.
38 Entonces, la cortina
del templo [al compartimiento más sagrado] se rasgó.
1 Después del Sábado, María de Magdala, María la madre de
Santiago, y Salomé, compraron ungüentos con especias, para engrasar el cuerpo;
2 y se dirigieron a la tumba temprano por la mañana, después de la salida del
sol. 3 Entonces se preguntaron entre ellas: “¿Quién hará rodar la piedra
de la entrada de la tumba por nosotras? 4 Pero cuando alzaron a ver, se dieron
cuenta que la inmensa piedra ya había sido movida.
5 Por tanto, entraron a la tumba y vieron a un hombre joven, vestido de ropa
blanca, sentado a la derecha; y se sorprendieron [mucho]. 6 Pero él les
dijo: “No se asombren; ustedes están buscando a Jesús el Nazareno, quien fue
empalado. El se despertó. El no está aquí. Miren, este es el lugar donde lo
pusieron. 7 Vayan y digan a sus discípulos, y a Pedro, que se les ha adelantado
a Galilea. Lo verán allá, tal como se los dijo.”
De modo que, cuando salieron, se alejaron corriendo, porque se estremecían de
emoción. Pero no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo.
NOTA: Las conclusiones alternativas a Marcos no se han incluido, porque su
autenticidad es cuestionable.